lunes, 21 de noviembre de 2016

El nombre del Blog

A finales de los años 50, allá por 1959, yo era todavía muy niño. Vivíamos en Valencia, España, en pleno barrio de la Catedral, en el quinto piso de un edificio sin ascensor (hoy está restaurado y la mar de elegantón). Como en la mayoría de hogares de aquel tiempo, a nuestra casa aún no había llegado la nevera eléctrica (la primera que tuvimos fue una Kelvinator, que como tantas otras cosas tuvieron que subir a mano los cinco pisos) y mi madre, como tantas otras amas de casa, tenía que bajar todos los días a comprar. Y nada de carrito, con bolsa de mano que luego había que subir los 360 escalones. Número inolvidable.

(Os rodeo en rojo el origen, aspa roja el destino y círculo (o lo que sea) amarillo para señalaros dónde estaba la juguetería, astutamente a mitad de camino).


Muchos de estos viajes eran hasta el mercado de Mosen Sorell, atravesando la Valencia antigua. El recorrido era Trinitarios-Salvador-Cruilles (Creo que entonces se llamaba de las Hermanas Chavás), Samaniego (Entonces, en donde ahora es un hotel, estaba la Dirección General de Policía, y el sitio tenía bastante energía negativa, ya de niño la captaba al pasar. Era la policía franquista, y el lugar tenía muy malos recuerdos para mucha gente, aunque imperaba la ley del silencio miedoso y no se le explicaban estas cosas a un niño.

Saliendo por la calle de Samaniego llegábamos a la calle de Serranos, y allí nos dábamos de bruces con una juguetería y una relojería, hoy cerradas, cuya ubicación os muestro en la foto de Google.

Quizás como compensación al pateo, mi madre siempre me dejaba pasar un rato con la nariz pegada en los escaparates de la juguetería. Entonces no era como ahora, que padres y abuelos compramos a los niños juguetes antes de que los pidan. No, entonces la cosa del dinero estaba chunga y tenías que esperarte a Reyes, cumpleaños o bien ir ahorrando en unas huchas de barro que eran lo primero que te regalaban.

Yo me quedé enganchado allí de algo que vi y que no sabía muy bien qué era. Mis padres pensaban que a lo que yo me refería era a una tanqueta de goma, grande, que imitaba un PzII de los que trajo la Legión Condor a la guerra civil. (Este detalle no lo sabía yo, claro, lo supe mucho más tarde). Pero no, yo me había fijado en una miniatura EKO, que resultó ser un tanque Tigre.

No fue fácil comprar aquello. Como miniatura tenía su precio, 7 Pesetas (de aquí el nombre del blog) y no era fácil con lo que a mi edad obtenía llegar a esta cantidad.

(Como curiosidad, y de acuerdo con los cálculos facilitados por el INE con los datos en él disponibles, os puedo decir que el  IPC desde 1961 ha subido un 3.643,8%, por lo que esas 7 pesetas más su incremento serían ahora 262,066 Pts, o 1,57504838 € . Ahora parece una ridiculez, pero con el poder adquisitivo de antes a mis padres les parecía carísima una cosa tan pequeña que - pensaban- se me iba a romper rápidamente. Todavía lo tengo, con su caja y todo, un tesoro para coleccionistas. Lamentablemente, no he encontrado a qué precio se venden estos modelos ahora, puesto que la historia de la marca ha sido complicada. Luego os pondré algunos enlaces).

Pues de esta forma pasé de comprar juguetes a comprar miniaturas. Me convertí en un niño coleccionista, y dado mi carácter de niño repelente (como decía mi profesora Dña Adela en la entonces Academia Azorín, me leía todo lo que encontraba. Era famoso ante el claustro por los palabros que sabía, y es que desde muy pequeño (herencia de mi abuela) una de mis lecturas favoritas han sido los prospectos de las medicinas, y ahí se aprende mucho) decidí que tenía que documentarme sobre aquello, especialmente sobre los sistemas de tracción sobre orugas, pues lo que siempre me ha impresionado es la capacidad de desplazamiento de esas inmensas moles que son los tanques.


Y desde ahí hasta ahora. Complete mi colección de tanques EKO y otros accesorios, pasé a comprarme las de Rokko, que ahora no encuentro en Internet, y que encontré en Austria. Allí tenían modelos más actualizados (Por ejemplo, el Chieftain, el M60, etc). Luego pasé a montar los modelos de distintas marcas, y aún recuerdo lo "distraido" que resulta el tren de rodaje de los Panther y Tiger). Al final, la adolescencia me trajo otros intereses y dejé de lado mis miniaturas, que ocupaban espacio y tiempo. Pero no abandoné mi documentación sobre el tema, que como cualquier aficionado nunca encuentro suficiente. Cuando tuve tiempo y dinero, me dediqué a visitar museos y lugares de batallas por toda Europa para ver los tanques en toda su dimensión. Esta fase espero que no haya acabado.

Y esta es la historia del nombre del blog. Espero que os haya gustado e imagino que muchos que rondéis mi edad os habréis identificado con piezas y lugares.

Como homenaje a las Microminiaturas EKO os pongo estos enlaces:

http://ekominiaturas.jimdo.com/, que es una página de adictos.
http://www.rosaspage.com/art/eko.html - La historia de la marca
http://www.toyeko.com/ - La página "actual"

El próximo día, otra entrada. Buenas noches y que disfrutéis.